VIAJE A GUATEMALA
(viaje de 1996 de 2 meses en la Ruta Maya)
…Así que de nuevo íbamos a hacer el viajecito que hicimos la semana anterior con los yankies, otra vez tuvimos que sortear los controles militares, tanto los fijos como los móviles, y otra vez recorrer aquél duro camino en su mayoría sin asfaltar. Frontera Echeverría era el punto en que nuestros caminos se separaban
ellos río arriba hacia Yachitxlán y nosotros río abajo hasta el pueblo fronterizo guatemalteco de Bethel, nos dimos un abrazo y nos deseamos suerte para el futuro. La suerte es muy importante para el viajero, por muy planeado y estudiado que tengas tu ruta este factor es el primordial y definitivo, sin suerte no terminas un viaje felizmente. Embarcamos en una larga canoa y nos dirigimos hacia Bethel por aquel hermoso río selvático, el Usumacinta. De nuevo Marta y yo marchábamos solos. ¿He dicho solos?, pues no, también viajaba una japonesa en la barca, ya te digo que ha de haber uno o una en cualquier rincón del mundo, por muy recóndito que sea.
El Petén es la provincia más grande de Guatemala y la que contiene mayor extensión de selva. Sus fronteras limitan al norte y oeste con Méjico, al este con Belice y al sur con el resto de Guatemala. Es un territorio semivirgen aunque está sufriendo la segunda mayor deforestación del mundo después de la del sudeste asiático. Posiblemente si alguien lee esto dentro de 30 años me envidiará por la suerte que tuve de ver la selva de El Petén o en el peor de los casos simplemente me envidiará por haber visto la selva.
Las carreteras están sin asfaltar y en general todo es bastante caótico. El único camino asfaltado es la carretera de Flores a Tikal o mejor dicho, del aeropuerto a Tikal. Esta carretera es la que utilizan la mayoría de turistas que se dirigen a estas ruinas, los cuáles vienen en avión, las visitan, vuelven al aeropuerto y se marchan tal como vinieron sin pasar la noche en Flores. Nosotros también llegamos a las ruinas por este camino.
Antes de llegar pinchamos una rueda de la furgoneta, estaba visto que en el Petén deben ser una norma estos contratiempos. Bajamos todos los que íbamos en el interior del vehículo y nos pusimos a cambiarla, esperando que no pinchásemos otra vez ya que no había más ruedas y visto como se las gastan aquí no era de extrañar que nos siguiera acompañando la mala suerte. Pero finalmente no ocurrió así y llegamos a Tikal sin más incidentes.
Después de media hora contemplando aquella vista reservada a las aves, descendimos y continuamos visitando el resto de ruinas diseminadas por doquier, hasta que ya no pudimos más y nos dirigimos hacia la salida. En el bar nos tomamos unas cervezas que nos reconfortaron de golpe.
PARQUE NACIONAL TIKAL
La entrada al parque está a 16 km del Centro de Visitantes. El costo de la entrada al parque es de Q150 o $20. Es mejor pagar en quetzales, porque si paga en dólares americanos tal vez no os darán una buena tasa de cambio.No hay servicio eléctrico en Tikal. Varios negocios tienen generadores de electricidad que usan durante 3-4 horas por la noche. Antes de entrar a las ruinas hay un Centro de Visitantes, dos museos, parqueo, correos, oficinas de administración del parque, tiendas de artesanía, 3 hoteles, un camping y algunos restaurantes y comedores.
Un museo mas pequeño con artefactos de Tikal está localizado a unos 300 mts, cerca de los hoteles, al cual se cobra la entrada, no incluida en la entrada al parque.
El acceso a las ruinas es solo a pie.
Sugerencias para mejorar tu visita a Tikal:
-Si solo estais en el parque un dia, visitar solo los lugares principales, como la Gran Plaza, Templo IV, Templo V y el Mundo Perdido. El parque es inmenso y facilmente se puede hacer un recorrido de dos dias y no visitar el parque completo.
-Usa zapatos cómodos, se camina mucho.
-Trata de subir aunque sea uno de los templos, especialmente Templo IV. Aqui es donde encontrará la mejor vista.
-Se recomienda llevar un box lunch. No se vende comida dentro del área de las ruinas, que está a 20 min. de los restaurantes. Ventas de bebidas se encuentran en la Gran Plaza y Templo IV.
-Lleve repelente de insectos.
-Al amanecer es cuando hay mejor oportunidad de ver animales y aves. Templo IV es el mejor lugar para estar en la madrugada. Este es el lugar donde se toma la foto especial de los templos III, II y I sobresaliendo de la selva, con el amanecer en el fondo. Es común ver niebla densa en el area, que tambien resulta en una foto especial.
-No te olvides de ver las dos máscaras gigantes en la Acrópolis Norte en la Gran Plaza.
-Hay muchos animales dentro del parque. Camina despacio y atento a monos y/o pájaros.
-Cuando salgas de las ruinas, visita el pequeño museo cerca de los hoteles. El costo de entrada es Q15 y vale la pena. El centro de visitantes tiene un museo gratuito que tiene estelas y fotos de restauración.
Llevar:
-Camara y baterias
-Gorra/sombrero y protección solar
-Repelente de insectos
-Un mapa (si lo tienes, pero no es necesario)
-Capa para la lluvia
-Prismáticos
-Una linterna para explorar cuevas entre las ruinas
-Los telefonos celulares funcionan en la cima de algunos templos
Datos sobre Tikal:
-El area del parque: 576 kms. cuadrados (222 sq. mi., 125,000 sq. acres)
-El area donde se encuentran las ruinas es de aproximadamente 24 kms. cuadrados. El 80% de las ruinas no estan excavadas. Solamente 30% de las ruinas han sido senalizadas con mapa
-Tikal fue declarado un Parque Nacional por el gobierno guatemalteco en mayo de 1955, y un monumento nacional en 1970. Fue el primer parque nacional establecido en Centroamerica.-El nombre “Tikal” significa “Lugar de las Voces” en lenguaje Maya.
En su apogeo durante el periodo Clasico, alrededor de 500DC, Tikal tenia una poblacion de 50,000 a 100,000 habitantes. Muchos lo consideran la ciudad gobernante principal de la Civilizacion Maya. Por razones que aun no se saben, Tikal empezo a decaer en 870DC, y fue abandonado por completo a finales de 900DC.Tikal tiene alrededor de 3,000 estructuras, incluyendo templos, palacios, altares, residencias, juegos de pelota, terrazas, calzadas y plazas, la mayoria conectadas por medio de acueductos y cisternas para retener agua. En la plaza principal se encuentran estelas elaboradamente talladas con glifos e imágenes que cuentan historias sobre los gobernantes de la era. La parte restaurada de Tikal consiste de nueve grupos de plazas. Hay 5 templos principales: Templo I o Templo del Gran Jaguar, con una altura de 44 mts, Templo II o Templo de las Mascaras, con 37 mts, Templo III o Templo del Sacerdote Jaguar, con 60 mts, Templo IV o Templo de la Serpiente de dos Cabezas, con 70 mts, y el Templo V con 59 mts.Desde su descubrimiento en los anos 1800, arqueólogos de todo el mundo han hecho excavaciones en Tikal. Algunas estructuras estan casi totalmente restauradas, pero la mayoria estan cubiertas de tierra y árboles. Despues de que los Mayas abandonaran Tikal, la ciudad fue retomada por la selva. Hasta hoy se hace un gran esfuerzo para que las ruinas no sean recubiertas por la selva. Mas de 285 tipos de pájaros, monos, jaguares, pumas, tapires, venados y muchas otras especies protegidas habitan aqui. Cientos de tipos de orquideas y mas de 30 tipos de maderas preciosas se encuentran aqui. Entre los tipos de arboles se encuentra el zapote, del cual se extrae el chicle, la Ceiba, el arbol sagrado de los Mayas y mas de 25 otras maderas preciosas. Tikal es sin duda un paraiso para observar aves, uno de los mejores lugares de Centroamerica.
Los animales que mas se miran (y escuchan) en Tikal es el mono Araña, mono Aullador, Pizote, Tucan y Pavo Ocelado. En muy raras ocasiones se ven jaguares. No encontraras aquí el Quetzal, ave nacional, que en Guatemala solo se encuentra cerca de Coban.
Amanecer en Tikal
Una experiencia unica, el ver un amanecer en la cima del Templo IV es algo inolvidable, al ver la niebla subiendo de los templos y la selva “despertándose”. En años anteriores, el acceso al parque antes de las 6:00 am para ver el amanecer era permitido en el parque. Ahora ya no se permite la entrada al parque antes de las 6:00 am, al menos que este hospedado dentro del parque.
Hoteles en el Parque Nacional Tikal
Solo hay 3 hoteles dentro del parque. Todos se encuentran cerca del estacionamiento y centro de visitantes.
-Jaguar Inn (bungalows con 12 habitaciones)
-Tikal Inn (15 habitaciones)
-Jungle Lodge (40 habitaciones)
Transportation de/a Tikal
Minibuses colectivos operan en la ruta Tikal-Flores a diario. Hay varios tipos de minibuses turísticos que van o vienen de Tikal cada 30 min o 1 hora. Algunos de los minibuses colectivos tambien transportan gente local y normalmente van muy llenos y hacen muchas paradas. Otros transportan a turistas y no van tan llenos. Podéis esperar en la carretera principal y tomar uno de estos minibuses.
Muchos hoteles venden billetes de minibus para Tikal, especialmente durante las mañanas.
ALTOS DE GUATEMALA
Durante casi una hora pudimos divisar desde el aire la deforestación que está sufriendo esta selva de Centroamérica. Enormes parches van surgiendo en el terreno, cada parche son centenares de hectáreas yermas y desarboladas. Supongo que será por diferentes motivos, sea para pastos del ganado, pudieran ser empresas papeleras o quizá colonos hambrientos de parcelas de cultivo, el caso es que la visión aérea es deprimente.Poco a poco la parcheada selva va dando paso a los altos guatemaltecos y conforme nos acercamos a Ciudad de Guatemala el número de edificaciones y campos roturados va aumentando. Aterrizamos en Guate cincuenta minutos después de despegar, en el aeropuerto internacional de La Aurora. El cacharro ruso había funcionado bien y al bajar no pude evitar darle unas palmaditas en su lomo de acero, nos había traído sanos y salvos a la civilización y nos ahorró unos cuantos baches y pinchazos de ruedas. La salida del aeropuerto es también una selva, pero una selva de taxistas intentando que subas en sus autos por 16$ para llevarte al centro de la ciudad. Nos los quitamos de encima como pudimos y seguimos a tres chicos que parecían guatemaltecos y que se dirigían con paso decidido hacia el exterior del pequeño aeropuerto. Seguro que eran de aquí o por lo menos habían hecho el trayecto más de una vez. Les preguntamos como podíamos ir a la plaza Mayor en la zona 1 puesto que el hotel elegido se ubicaba allí. Nos dijeron que fuéramos con ellos hasta la parada de buses localizada a un kilómetro y poco más. El autobús costaba 0´25$ y como tuvimos que hacer transbordo porque no había ninguno directo hasta el centro nos salió en total por un dólar. Económicamente habíamos triunfado pero al final no nos pareció que hubiera sido muy buena idea, los autobuses iban atestados de gente y nosotros cargábamos con las mochilas a cuestas porque los buses urbanos no tienen compartimento para maletas, además estaba anocheciendo y Guate es una ciudad de altísimo riesgo tanto de día como de noche, desde el vehículo veíamos por doquier guardias vestidos de azul custodiando bancos, oficinas pero también en hamburgueserías e incluso vimos uno en una simple mercería. Todos van armados con Franchis de repetición, parece que aquí no se andan con chiquitas.
Salimos a pasear un rato e inspeccionar un poco el terreno. Como he dicho anteriormente hay muchos viajeros en esta ciudad, unos de paso, otros se quedan unos cuantos días, otros hacen parada en sus viajes organizados y el lugar también es un centro de estudios para el aprendizaje del idioma español, muchos estudiantes norteamericanos pasan todo un mes en la ciudad aprendiendo y practicando el idioma. Todo esto hace que en Antigua haya mucho ambiente, muchos restaurantes y bares y varios sitios con marcha nocturna, aunque conserva su clásica estética de pueblecillo colonial y no os vayáis a pensar que esto sea la movida madrileña o la ruta del bacalao. Después de visitar unas cuantas tiendas de artesanías nos dirigimos a un hotel restaurante donde nos habían aconsejado que probáramos su chocolate caliente. El lugar es frecuentado por muchos gringos y se llama Doña Luisa Xicotencatl, está muy cerca del Parque Central.
Nos sentamos en unas mesas distribuidas en un patio interior del establecimiento. Allí leímos en un tablón de anuncios el siguiente aviso en español y en inglés: “NO SUBAIS AL CERRO DE LA CRUZ, somos un grupo de veinte estudiantes extranjeros que subió con tres profesores nativos y fuimos asaltados. Intentamos huir y nos ametrallaron indiscriminadamente muriendo nuestro profesor de veinticinco años de un disparo en la cabeza”. La vista desde el Cerro de la Cruz es preciosa pero obviamente el anuncio nos quitó las ganas de subir. Recordamos lo de Chiapas, además nos informamos bien del tema y pudimos comprobar que la subida o escalada de los volcanes se puede convertir en una arriesgada odisea, te puedes encontrar con asaltos, violaciones a mujeres y a veces con la muerte. La gente que sube a los volcanes se hacen acompañar por guías nativos que van armados con pistolas y cuchillos, pero eso no es suficiente muchas veces. Lo mejor que se puede hacer si te ves envuelto en un problema como este es no hacerte el valiente y entregar todo lo que lleves, si eres un poco listo no llevaras muchos objetos de valor y habrás dejado las principales pertenencias a buen recaudo y saldrás seguramente con la cosa más preciada de todas, la vida.
Así que el domingo partimos hacia Chichicastenango, al oeste de Guatemala. El colectivo no era el del otro día, era bastante más viejo aunque no estaba del todo mal, eso sí, bastante lleno, íbamos once personas más el conductor y las mochilas. Después de dos horas de viaje llegamos al famoso mercado de Chichicastenango. Recuerda al gran mercado andino de Otavalo en Ecuador aunque el de Chichi no desbordaba tanto en colorido y era bastante más claustrofóbico. La gente de los pueblos de alrededor bajan los domingos a vender alimentos y artesanía haciendo de las calles del pueblo un gran mercado de paraditas y puestos de venta.
También se suman los comercios del pueblo y entre todos llenan de colorido la fiesta. Las plazas se convierten en laberínticos callejones artificiales donde venden desde un jersey hasta la oveja de donde salió. Todo es muy estrecho y los indígenas parece que tengan siempre prisa, apretujándose unos con otros y empujándose para ver quien pasa primero. Tú te metes entre ellos y te dejas llevar por la multitud, parece un gran hormiguero. Fuimos a parar a la iglesia de Santo Tomás y aprovechamos sus grandes y anchas escaleras para sentarnos y descansar como hacen muchos indígenas. Luego continuamos mirando los puestecillos y al final de la tarde nos dimos cuenta de algo digno de record guinnesss, sorprendentemente irreal, único, irrepetible, no compramos nada. Sí, sí, no compramos nada, increíble. La verdad es que vamos muy cargados de equipaje pero esto es realmente una proeza. Es casi imposible resistirse a los tapices andinos, tejidos bordados, tallas en madera, bisutería folklórica y otras artesanías, pero lo hicimos y nos fuimos del pueblo con las manos vacías pero con la retina llena de maravillosas imágenes. Nuestra siguiente parada era el lago Atitlán.
El lago Atitlán reposa rodeado de montañas como un gran cráter volcánico. Se elevan tres majestuosos volcanes de nombre San Pedro, Tolimán y Atitlán, este último de 3537 metros y dá el nombre al hermoso lago.
La carretera comienza a descender vertiginosamente, el trazado es muy irregular y lleno de curvas. Durante el descenso una densa niebla descansaba sobre el lago tapándolo casi por completo. Sólo eran visibles las orillas. En ellas se ubican varios pueblecitos entre ellos Panajachel que es hacia donde nos dirigíamos.
A Panajachel le llaman gringotenango pues es el pueblo preferido de los turistas y viajeros. Ya en los años 70 fue un paraíso para los hippies y todavía hay algunos de ellos que se resisten a que el tiempo borre su recuerdo, aunque la mayoría marchó después del terremoto del 78. El lugar se podría describir como un gran mercadillo permanente de paradas de artesanía destinadas al turismo, sobre todo en la calle que desemboca al pequeño puerto.
El pueblo está muy concurrido, el lago merece la pena y es una de las grandes atracciones turísticas de Guatemala. Miramos unos cuantos hospedajes y nos alojamos en el que nos pareció más a nuestro gusto pues Panajachel iba a ser el centro de operaciones de nuestras visitas en la zona. Por la noche salimos a cenar y localizamos una brasería al aire libre que la llevaban dos hermanos argentinos. Cuando hay carne para comer y hay argentinos por medio la cena es seguramente deliciosa. No hay mejor carne que en Argentina, os lo aseguro. Durante la cena nos pareció oír hablar en español a una pareja de extranjeros que estaba en una mesa cercana aunque no entablamos conversación.
Al día siguiente partimos hacia Quetzaltenango y sus alrededores. La furgoneta que nos fue a recoger al hotelillo iba a ser para nosotros solos pues no había nadie más para hacer esta excursión y como habíamos pagado todo en Antigua nos tuvieron que llevar. Íbamos bien anchos y esto aquí es todo un lujo. Hicimos una parada en una fábrica de vidrio artesanal, un grupo de trabajadores lo metían en el horno, soplaban el cristal y lo moldeaban, todo ello lo más rápido posible y sin parar ni un instante. Habrían unos treinta trabajadores. Continuamos hacia el pueblo de Zunil pero una vez en las afueras del pueblo tomamos una carretera que comienza a subir montaña arriba. A la derecha de la carretera va apareciendo conforme subes en altura un vertiginoso precipicio, al otro lado del valle vigila la ascensión un majestuoso volcán de estrecho cono de ceniza. La verdad es que no se cómo se llama el volcán pero estamos en un país con decenas de volcanes y uno se pierde. Esta zona montañosa del occidente guatemalteco es la continuación de la Sierra Madre de Chiapas, son formaciones volcánicas que casi llegan a los 4000 metros o en el caso del volcán Tajumulco de 4220 metros. Muchos de estos volcanes están activos y la zona es muy sísmica. También es muy fértil y la vegetación que nos rodea es auténticamente tropical. Tras nueve kilómetros de ascensión llegamos a las fuentes termales Georginas, el conductor nos indica el camino hacia ellas y se queda platicando un rato con el vigilante que cuida el lugar. Las fuentes termales salen a chorro de cascada de la pura montaña y caen en un estanque que ha sido modificado artificialmente para contener sus aguas y facilitar el baño en sus tórridas aguas. El pestazo de azufre tumbaría a cualquiera pero el vientecillo fresco de las alturas dándote en tu cuerpo desnudo hace que en décimas de segundo te metas en las aguas.
El gozo es indescriptible, es un jacuzzi natural en plena montaña. Estuvimos retozando en el agua hasta que se nos arrugó la piel y decidimos que era suficiente, así que nos vestimos y volvimos a la furgoneta. En el descenso adelantamos a una chica que bajaba caminando por la carretera. Era Heidi en persona bajando por la montaña después de ver al abuelito. Pelirroja, blanca de piel, pecosa y la cara roja como un tomate. Cargaba su mochila y llevaba una flor adornando su gorrito de lana en forma de orinal. Totalmente patético. Después ocurren los ocasionales incidentes desagradables pero algunas extranjeras lo ponen en bandeja. Le dije al conductor si la podíamos llevar y nos respondió que nosotros mandábamos, así que le hice frenar y la invité a subir. Ella aceptó y la llevamos hasta Zunil. Allí dejamos a esta intrépida e inconsciente jóven canadiense y nosotros nos adentramos en el pueblo.
Todo el mundo iba con sus mejores trajes, las mujeres vestidos de infinitos colores y los hombres con el sombrero típico vaquero y de color blanco.
Con cierta dificultad llegamos al aparcamiento, allí continuamos andando hasta la plaza principal que estaba completamente abarrotada, llena de atracciones de escala infantil. Había una especie de tiovivo con coches de madera y columpios. Los niños se lo pasaban en grande. También habían paraditas que vendían papas fritas, nubes de algodón y palomitas.
Hasta una procesión con un carro desde el que tiraban infinidad de caramelos y pelotas de plástico. Ay si te cae algo de eso cerca de ti porque aquello era el sálvese quien pueda y todo el mundo se tiraba para ver si cogían algo. El interior de la blanca iglesia me recordó a San Juán Chamula por las velas y cánticos mayas pero sin la personalidad característica que tiene la de Chiapas. Aquí si que pude hacer fotografías en el interior y aproveché para tener el recuerdo de esos curiosos templos. Al salir continuamos entre la multitud festiva, en una plaza bailaban una especie de sardana, todos los participantes se cogían de la mano formando un corro y en el medio siempre uno de ellos bailaba solo hasta que otro le relevaba. Todos iban con caretas y disfrazados. Estuvimos observándolos un rato mientras nos comíamos una bolsa de papas o patatas fritas y un refresco. Se hacía tarde y todavía faltaba visitar Quetzaltenango. Decidimos marchar hacia la ciudad aunque una vez que llegamos allí pudimos observar que era una ciudad grande y que con un paseo por el centro era más que suficiente pues el resto carecía de interés. Aprovechamos para ir a descambiar dólares americanos por quetzales ya que no lo hacíamos desde Guate y ya estabamos casi pelados.
Llegamos a Panajachel con tiempo de ver la puesta de sol en el lago Atitlán.
Muchos viajeros aprovechaban esta hora para fotografiar el fenomenal colorido de la puesta tras los volcanes. Entre ellos conocimos a dos madrileños que llevaban hecho un carrete y medio de fotos, estaban enamorados del volcán San Pedro. La verdad es que es un cono de ceniza perfecto, maravilloso, pero no se si para hacerle tantas fotos. Además hacían pruebas con filtros de diferentes colores, nos dejaron un filtro rojo y probamos con nuestra cámara. Comenzamos a conversar de nuestra estancia en el país y nos comentamos los recorridos que íbamos haciendo. También bromeamos con el dichoso futbol y con los tópicos que surgen de la rivalidad de nuestras ciudades o regiones y viendo que nos lo pasábamos bien decidimos tomar unas copas en el bar que está junto al lago. Allí estuvimos hasta que anocheció totalmente y nos invitaron a que cenáramos con ellos y con una pareja de navarros que habían conocido el día anterior, aceptamos y nos dirigimos hacia el restaurante. Resultó ser el de los argentinos y la pareja de navarros era la misma del día anterior a la que oímos hablar en castellano. Eran también una gente muy maja y la cena fue muy amena por lo que decidimos salir un rato por la noche. Comentaron que había un bar con hora feliz, es decir, que tomando una copa te daban otra gratis. Fuimos hacia allí. Era una terraza situada en la planta de arriba de la casa y que daba a la calle principal. A la una y media de la madrugada cerraban después de habernos insistido unas copas antes que era el último ron que nos servían. Al bajar a la calle quisimos continuar pero nos dimos cuenta que todo estaba oscuro y desierto, ¿aquí no hay fiesta?, pues no la hay. Nos despedimos después de burlarnos de la marcha hippie del pueblo, estos no deben ser los de los 70.
Hoy tocaba un paseo por el lago, lo más importante era que hiciese buen tiempo, así que nada más despertarme dí un bote de la cama hasta la ventana, corrí la cortina y ¡perfecto! hacía un sol estupendo y ni una nube en el cielo. Ideal para recorrer los pueblecitos a orilla del lago mediante una embarcación que salía de Panajachel. Normalmente iba a tres pueblecitos. El primero San Pedro en la falda del volcán del mismo nombre. El segundo Santiago bajo el volcán Atitlán y el último era uno vecino de Panajachel. En el barco conocimos a una vasca que se llamaba Inma. Era una viajera solitaria, amante de ver cualquier parte del mundo como todo viajero que se precie. Su curriculum viajero era largo, al acabar la carrera marchó seis meses sola a conocer China, Tailandia e India. También viajó por Birmania, Vietnam e Indonesia durante dos meses. Cruzó el Yemen en 4×4. Países del norte de África. Dos meses en Australia y ahora otros dos en Centroamérica recorriendo Méjico, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, este último viaje acababa de comenzarlo. Me encanta conocer gente así. Hablando de los viajes ya estabamos llegando al primer pueblo en el que paseamos un rato y compramos fruta en el mercadillo. Después fuimos a Santiago. Desembarcamos y nada más hacerlo nos rodeó una legión de niños a vendernos cosas.
Nos dimos cuenta que había un helicóptero a unos cuatrocientos metros que estaba rodeado por gente. Había venido algún político al pueblecito. De repente sus aspas comenzaron a girar, cada vez más rápido hasta que comenzó a elevarse. Se formó una nube de polvo inmensa a la que se sumó la que formaron el centenar de personas que comenzó a correr como una manada de bisontes desbocados hacia todas direcciones, incluso algunos tropezaron y cayeron al suelo. El helicóptero finalmente despegó y desapareció de la zona. Nos despertó de esta visión surrealista el grupo de niños que nos insistía en vendernos un submarino amarillo si hacía falta y además querían llevarnos a ver a “Maximón”. Que ¿qué es eso?, pues una tomadura de pelo. Andas calle arriba hasta el final del pueblo y en un pequeño callejón te encuentras con una casa rodeada de incienso. Allí te hacen pagar 5 quetzales si quieres ver a Maximón y 5 más si quieres fotografiarle cosa que no hicimos. Las chicas se enfadaron y no quisieron entrar pero mi curiosidad pudo más y pagué los 5 quetzales. En el interior te encuentras a Maximón, un maniquí con un puro en la boca y un gran sombrero guatemalteco, vestido típicamente del folklore de Santiago. Todo está rodeado de velas e incienso y un tipo rezando palabras abstrusas entredientes que suponían ser alguna oración, patético. Los niños continuaron detrás de nosotros hasta que les dimos una bolsa de caramelos y se quedaron discutiendo entre ellos a ver a quien le tocaba más. Inma se quedó en Santiago y nosotros continuamos hacia el último pueblo. Era una aldea preciosa, construida en la montaña y con el lago y sus volcanes frente a ella.
Hicimos una parada en Ciudad de Guatemala para recoger a dos fotógrafos italianos que se dirigían a Honduras y Nicaragua. Paramos a desayunar a mitad de camino, las japonesas se despertaron por fin. Desayunamos huevos fritos con frijoles, aguacate y arroz blanco, tostadas y café con leche, un buen desayuno para reponer las fuerzas del viaje. Continuamos y a las 10:30 llegábamos a la frontera de El Florido, casi siete horas después de iniciar el trayecto. Bajamos y nos metimos en aquella caseta de madera a pasar el control de pasaportes y pagar los impuestos de salida, unos tres dólares por persona. Salimos con los pasaportes sellados y nos dirigimos hacia la caseta situada a cincuenta metros de la anterior y que pertenece a Honduras. En el camino se nos cruzaron unas cuantas gallinas, es curioso y surrealista si pensáramos en una frontera occidental cualquiera pero aquí es de lo más normal.
En la frontera de Honduras nos sellaron el pasaporte y de nuevo tuvimos que pagar seis dólares más. Lo mejor de todo es que volveríamos seis horas después y nos harían pagar igualmente en cada puesto fronterizo.
Seguimos hasta las ruinas llegando casi al mediodía.
Copán no es tan impresionante como sus émulas Chichén, Uxmal, Palenque o Tikal pero no dejan de ser impresionantes. Lo más bonito es su juego de pelota y sus estelas.
Dicen que la visita se debe realizar en dos días pero a nuestro parecer con un día es más que suficiente. Así que para la noche ya habíamos regresado a Guatemala. Dormimos en un motel con casitas unifamiliares muy cómodas y al día siguiente partimos hacia el recinto arqueológico de Quiriguá. Nuestro conductor se llamaba José y los dos días que pasamos en el vehículo los dedicamos a charlar del país y de otras cosas. José estaba muy orgulloso de Guatemala, decía que era el país más lindo de América. Disfrutaba mucho con su trabajo, le encantaba conocer gente nueva y charlar con ellos, básicamente en eso consistía su trabajo a parte de conducir. José nos llevó a visitar una empresa platanera, nos enseñó los campos, atravesados por cintas mecánicas que transportan la mercancía hasta la casa en que los lavan y empaquetan.
Dejamos por tanto Guatemala para ir hacia Belize y más que en barca yo diría que lo hicimos en patera. La barca tenía seis o siete metros de eslora con cuatro hileras de asientos, en este espacio nos metimos quince adultos, tres niños y dos conductores y para mi sorpresa flotaba. La barca tenía dos motores pero no tenía radio y digo esto porque si falla un motor tienen otro pero si fallan los dos y no tienes radio y te encuentras en mitad del mar posiblemente no puedas llegar a contarlo si las inclemencias del tiempo no acompañan. La suerte es que me habían dicho que bordearíamos la costa y que no saldríamos a mar abierto. Salimos despacio, admirando el paisaje, pero cuando perdimos de vista Livingston el conductor comenzó a pasarnos un plástico para que lo agarráramos los que estabamos en la parte izquierda de la embarcación con el fin de que no entrara agua. Las cosas empezaban a pintar no muy bien, creo que nos íbamos a mojar un poco. Efectivamente empezó a pisar el acelerador y aquel barco corría que se las pelaba. Todo iba muy bien hasta que dejó de bordear la costa y cambió la dirección mar adentro. El oleaje iba en aumento y la barca comenzó a saltar y dar botes muy fuertes. Nosotros estabamos en la parte delantera y nos resentíamos más que los demás en cada bote que daba puesto que al chocar con la superficie del agua nos daba una buena descarga de vibraciones por todo el cuerpo. Miré a Marta y no levantaba la vista del suelo claramente preocupada, comencé a pensar que perderíamos el bebé. Entonces le hice una señal al motorista para que parara la lancha. Le dije lo que nos ocurría y rápidamente el chico que estaba sentado junto al conductor en la parte trasera le cedió el sitio y el muchacho se sentó a mi lado. Mientras estuvimos parados la barca se movía bastante y entraba agua, el oleaje era fuerte. El viento soplaba duro, la chica negra que llevaba a mi lado me iba diciendo: “windy, windy” que significa ventoso, yo le respondía afirmativamente y nuestras palabras se mezclaban con el fuerte sonido del viento. Arrancó el motor de nuevo y nos fuimos a toda máquina, continuábamos dando saltos pero Marta ya no tenía la misma cara que antes por lo que deduje que atrás no se notaba tanto. Entonces comencé a disfrutar de esta aventura de cruzar el estrecho que separa a los dos países, disfruté hasta de los botes que en otras circunstancias nos hubieran divertido desde el principio e intenté olvidar que la embarcación no tuviera radio, así que la última parte del trayecto resultó ser muy gratificante y más cuando se nos apareció la costa de Belize. Llegamos a Punta Gorda cincuenta minutos después de haber zarpado.(todo el viaje de 1996 de 2 meses en la Ruta Maya)
El Banco Industrial se lucio con la aplicación para celulares Bi En Linea, ahora no tengo que ir al banco bit.ly / Bi-Enlinea
Rosa Maribel, el río es uno de los ríos con el nombre más bonito de todos y que ojalá les dure muchos años a ambos países. Se trata del río Paz.
Hola Sandra, te agradezco tus palabras y las gracias son para tí por leerlo, que esto más que un post es un extracto del librito que hice sobre la Ruta Maya, así que es de los que te lleva su tiempo.
Muchas Gracias, soy Sandra de Lisboa, que rico vuestro viaje al Mundo Maya, para mi, la zona más bonita del Mundo, Gracias por compartirlo
necesito saber como se llama el rio que divide el salvador con guatemala,muchas gracias…..
Un destino de lo más apetecible! Y poco conocido! La verdad es que no sabía de nadie que hubiera estado… o no lo recuerdo ahora mismo jejeje. A tener en cuenta cuando demos el salto al Charco. Saludos!